sábado, 17 de mayo de 2014

¿CUÁL BASURA?

Hace poco tiempo se restituyó al Alcalde Mayor de Bogotá, todo esto dentro de un ambiente de tecnicismos jurídicos justificando una decisión evidentemente política. Como sabemos, la causa desencadenante de la destitución fue el haber querido establecer otro modelo de manejo de basuras en el distrito, un modelo que entre otras cosas buscaba establecer el reciclaje como forma de reducir el impacto ambiental de los rellenos sanitarios por vía de su uso eficiente [1]. Mientras el gobierno distrital buscaba soluciones de este estilo, los operadores de recolección de basuras buscaban una licitación para abrir otro relleno sanitario para la ciudad dado que a Doña Juana le quedaba poca vida útil [2], querían que los dejaran hacer otra mancha de lona verde entre los paisajes de los alrededores bogotanos que al cabo de los años quedaría como un cementerio de desechos compactos abandonado y exponiendo a riesgos de explosión, filtración de lixiviados, derrumbe y daño ambiental a estos lugares y a sus habitantes.


Los operadores privados quizás hubieran querido optimizar el esquema de basuras incorporando el reciclaje con la inclusión de la empresa de manillas recicladas de los hijos de Uribe y eliminar infraestructuras costosas como las plantas de biogas y tratamiento de lixiviados para hacer un esquema más rentable y por ende mejor (para ellos). El buen servicio para ellos consiste en llevarse las basuras del lado de los conjuntos para llevarlas hacia los lugares en donde muchos se ven obligados a vivir por el alto costo de los arriendos, servicios y demás; cobrar una tarifa que no estimule a ningún usuario a dejar de tirar todo en un mismo cuenco ni a reducir su consumo o reemplazar los productos que generen más desechos no recuperables, tampoco a dejar de desperdiciar la comida por la que muchos tenemos que soportar los precios que nos pongan los especuladores de las plazas de abasto y mercados de barrio mientras se quejan de que los recicladores les dañan el aspecto de sus calles y su ilusión de seguridad al aparecer en sus andenes para desparramar la basura que tanto trabajo les costó botar en una bolsa y reunir materiales que a nadie le importan.

Es más probable que los operadores privados quieran quedarse con el monopolio sobre algunos materiales que no requieran mucho esfuerzo para ser separados del resto de la basura, como las aleaciones ferrosas, pues les duele que haya gente que se pueda ganar la vida separando estos y otros materiales de entre la basura sin lucrar de algún modo a estos nobles empresarios. Separar sólo una pequeña parte de los residuos reciclables (aproximadamente el 40% de los desechos bogotanos son reciclables y los recicladores recuperan una cuarta parte de estos [3]) para enterrar el resto esperando a que los dejen rellenar media Bogotá con basura que hubiera podido servir para algo más.

Propuestas de manejo ecológico de la basura existen y van más allá de lo que pudo implementar o proponer Gustavo Petro, el único problema de estas es que implican gran inversión inicial y no son rentables para algún avariento capitalista a pesar de ser muchísimo menos dañinas para el ambiente, reducir los costos en insumos de muchas industrias, entre ellos el petróleo, y tener la capacidad para emplear bastante mano de obra calificada y no calificada. En lo que sigue me referiré a algunas de estas propuestas que los dueños de la basura desprecian para quedarse con la venta de “bonos verdes” a los embaucadores bursátiles [4], también a alguna falla del actual modelo de manejo de basuras.

La primera claridad a tener en cuenta en este tema es que la basura es una mezcla de desechos no clasificados, por lo tanto un manejo eficiente de desechos requiere procesos separados para cada tipo. Es necesario también tener claro que los desechos orgánicos también se dividen según su origen y son en gran parte aprovechables y que la quema de estos libera a la atmósfera cantidades similares de dióxido de carbono que su descomposición completa. Como última aclaración pongo el que muchas empresas fabrican sus productos de manera que sea muy difícil el reciclaje de sus componentes y generen grandes cantidades de basura como forma de incentivar la compra de materias primas “nuevas”, es el caso del tetrapack, icopor en embalajes, cartón plastificado y envases no retornables.

El manejo de desechos orgánicos en principio se podría dividir en el manejo de residuos sanitarios (no incluyo aquí las aguas cloacales) y en el de alimenticios. Los residuos sanitarios por su alto riesgo de transmisión de enfermedades deben ser quemados en hornos de doble combustión (o cualquier sistema que los incinere entre 700°C y 1000°C, temperatura aproximada a la que se destruye cualquier materia orgánica, y también descomponga potenciales gases tóxicos producto de la quema incompleta sin liberar metales pesados al aire), también debería revisarse la posibilidad de usar jeringas y agujas de materiales resistentes a las temperaturas de estos hornos. El mal manejo de estos residuos actualmente llega hasta la venta de los mismos para su reutilización [5]. Los residuos alimenticios pueden ser procesados por cerdos (con los que se puede producir carne) para que estos absorban el contenido de sal de dichos residuos, las heces de estos animales pasarían junto a las humanas y otros desechos biodegradables de bajo riesgo biológico a plantas biodigestoras capaces de generar gas y de contener estas materias por tiempo suficiente como para matar cualquier parásito potencial y luego de este tiempo enviar este material como abono, fertilizante completamente biológico que no va a generar problemas de salinización y pérdida de fertilidad en los suelos y nos evitaría la importación de fertilizantes sintéticos.

Con sistemas tan básicos de separación como el de las bolsas blanca y negra es posible poner en funcionamiento plantas de separación de materiales a nivel industrial, con bajos costos de operación y bajo riesgo para sus operarios. De estas plantas se obtendrían materiales que no necesitarían más que un leve tratamiento (lavado, fundición en lingotes, trituración, etc) para servir como insumos industriales. Los desechos que entren a las plantas se pueden separar de forma manual en varias etapas, luego pasar en caso de ser necesario a procesos más complejos de separación y finalmente ser tratados para su reutilización industrial. La única dificultad para este sistema es que la separación de residuos desde las casas se haga a conciencia, lo cual puede lograrse con elevación de tarifas a los conjuntos o barrios que no lo hagan al nivel requerido y esto podría controlarse con inspecciones periódicas de los desechos recogidos y explicaciones detalladas sobre el método de separación, todo con el fin de ganarle a la mala voluntad de la gente respecto a algo tan simple. 

Con esto es posible incluso la desaparición de los rellenos sanitarios pues el aprovechamiento de los desechos residenciales sería prácticamente completo, los rellenos sanitarios podrían servir, aún como están, como fuente de materias primas (algunas incluso de alto costo como el cobre y aluminio) a pesar de que el tratamiento de estas basuras compactas no pueda ser tan eficiente como el expuesto en los pasados párrafos. A esto se debe agregar una serie de políticas ambientales más estrictas hacia las industrias que funcionan dentro de nuestro país, como Drummond, Pacific Rubiales, Anglo Gold Ashanti, Unión Matoso y otras. Dentro de todo el mayor impedimento para implementar políticas ambientales e industriales como éstas (otras podrían ser el reciclaje de aguas y potabilización completa de aguas servidas) es que el Estado colombiano sea tan laxo en el aspecto ambiental, es la falta de una administración nacional preocupada por la vida digna de sus ciudadanos, por la preservación y sostenibilidad ambiental, por el desarrollo industrial y la soberanía, que no sirva como una fábrica de leyes a la medida de los monopolistas, terratenientes y demás oligarcas; en otras palabras es la falta de un Estado socialista.

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lunes, 12 de mayo de 2014

LA COTIDIANIDAD DEL OLVIDO Y EL FESTEJO COMERCIALIZADO


Una tarjeta impresa no significa más que se es demasiado indolente para escribirle de puño y letra a la mujer que ha hecho por uno más que nadie en el mundo.
Anna Jarvis


Los pintorescos regalos, las decenas de flores, las  tarjetas, los miles de mensajes, y los centros comerciales y restaurantes atestados de una multitud desesperada, con un solo mensaje: “feliz día de la madre” hacen parte de la cotidianidad de un domingo. Cada año, el segundo domingo de mayo (en el caso de Colombia), se repite esa cotidianidad del olvido, hipócrita y consumista. Una repetición constante que ha llevado a la monotonía de un festejo individualizado y unas formas sociales de control y desesperanzas.  

La cotidianidad de la celebración de un día en especifico, en ocasiones ha lleva a un carácter acrítico de la sociedad. El festejo, que ha sido orquestado por los degradantes medios masivos de “información” y todo el marco empresarial y comercial del capital, no puede ser cuestionado y él o la que no lo celebre será visto como un inconsiderado o un individuo sin sentimientos morales. Hacer la pregunta: “¿Por qué se celebra el día de la madre?”, es incómodo y en ocasiones ofensiva. Pero si se pregunta: “¿Qué le regalaste a tú mamá? ¿La invitaste almorzar o comer? ¿Le llevaste flores?”, son normales y permiten mantener esa cotidianidad y reproducción social del consumo y el desprecio por aquellos o aquellas que no hacen lo mismo.

¡Levántense, mujeres de hoy! ¡Levántense todas las que tienen corazones, sin importar que su bautismo haya sido de agua o lágrimas! Digan con firmeza: 'No permitiremos que los asuntos sean decididos por agencias irrelevantes. Nuestros maridos no regresarán a nosotras en busca de caricias y aplausos, apestando a matanzas. No se llevarán a nuestros hijos para que desaprendan todo lo que hemos podido enseñarles acerca de la caridad, la compasión y la paciencia'. Nosotras, mujeres de un país, tendremos demasiada compasión hacia aquellas de otro país, como para permitir que nuestros hijos sean entrenados para herir a los suyos. Desde el seno de una tierra devastada, una voz se alza con la nuestra y dice '¡Desarma! ¡Desarma!' La espada del asesinato no es la balanza de la justicia. La sangre no limpia el deshonor, ni la violencia es señal de posesión. En nombre de la maternidad y la humanidad, les pido solemnemente que sea designado un congreso general de mujeres, sin importar nacionalidad, y que se lleve a cabo en algún lugar que resulte conveniente, a la brevedad posible, para promover la alianza de diferentes nacionalidades, el arreglo amistoso de cuestiones internacionales.
Julia Ward Howe, Proclama del día de las madres- 1870
 

Julia Ward (1819-1910) madre de cinco hijos, activista, religiosa  y defensora de los derechos de las mujeres, comenzó su lucha después de haberse casado con Samuel Gridley Howe, quien la sometió a las normas impuestas de la cotidianidad de una mujer casada. Sin poder salir de su casa, sin tener la oportunidad de decidir sobre su vida, y demás  lógicas de humillación de una mujer casada, buscó su independencia pero sin éxito. Pero, sólo fue después de que su esposo muriera y Julia Ward  escribiría en su diario: “Inicio hoy mi nueva vida”1, para comenzar un camino de lucha incansable a favor de los derechos de las mujeres y la importancia del papel de las madres en la sociedad. Muere en 1910, dejando varios obras y poemas que le permitirán ser reconocida hasta el punto que en su funeral asistieran cuatro mil personas.

Durante la misma época de Julia Ward, vivió otra mujer llamada Ana María Jarvis (1832- 9 de mayo 1905) quien fue una promotora de la salud y la seguridad social de las mujeres trabajadores. Realizando labores médicas en el marco de la guerra civil norteamericana, atendiendo a los heridos del conflicto sin importar de qué bando eran. Ana María Jarvis tuvo una hija, quien llevaría el mismo nombre y quien comenzaría a proponer un Día de las Madres. Ana Jarvis (hija) iniciaría una gran campaña para conmemorar el arduo trabajo que realizo su madre junto a varias mujeres, llegando  a ser acogido por grandes sectores sociales, hasta el punto, que el presidente de norteamericano Woodrow Wilson declara a partir de una resolución el Día de la Madre en el año 1914.

Después de la declaración del presidente Wilson, Ana Jarvis (hija) rechazo las motivaciones que se dieron para que el presidente declarara el Día de la Madre. La tendencia generalizadora de comercialización y pérdida del verdadero carácter de la festividad, obligo a Ana Jarvis (hija) ha realizar una campaña en contra de las celebraciones comerciales del día de la madre y mostrar el carácter ilegítimo del proceso que realizo el presidente Wilson. Esto le genero varios problemas, hasta ser arrestada por las manifestaciones que realizaba.

El Día de las Madres ha sido arrebatado por las lógicas del mercado. Aparentando ser un día de alegría, durante años ha escondido una realidad y ha promovido la repetición y aceptación de la humillación hacia las mujeres y sobre todo a las madres.

La declaración del presidente norteamericado Wilson del Día de la Madre, es el punto inicial de la individualización de la festividad. El simple hecho nominal  de decir el “Día de la Madre” y no el “Día de las Madres”, es el quiebre al verdadero carácter que Ana Jarvis (hija) intentaba conmemorar. La labor realizada por la madre de Ana Jarvis, y muchas mujeres, también madres, en el marco de una guerra, se pierde en la cotidianidad de los miles de regalos y rosas que se entregan en la actualidad. La individualización de la festividad genera el olvido, debido a la lógica en que se celebra o festeja. Las familias solo se reúnen y entregan un objeto a la madre intentando convertir ese día en algo especial. Las madres por su gran aprecio a sus hijos e hijas aceptan si vacilación su regalo y vuelven a la cotidianidad de sus vidas. Al decir solo el “Día de la Madre” se promueve la aceptación hipócrita de la vida privada que se le ha impuesto a muchas mujeres casadas y madres solas que ha tenido que salir adelante sin la ayuda de nadie. Esa celebración, permite que exista un control de la sociedad para que consuma productos específicos y desarrolle ciertas actividades, que le digan a la madre que todo está bien y que no es necesario cambiar nada.

El festejo comercial del “Día de la Madre” se debe acabar, para volver a conmemorar un verdadero “Día de las Madres”. No seguir festejando un día que ha sido importado desde Estados Unidos e impuesto desde el mercado es poner en cuestión aquellas formas sociales que han sometido a mujeres casadas y madres, es mostrar la realidad de millones de madres solitarias que han sido oprimidas, es mostrar la tristeza y humillación de miles de jóvenes y niñas que se han convertido en madres sin quererlo. Promover una manera distinta de conmemorar o felicitar a las Madres, es una forma de liberación y lucha por una sociedad distinta que no repita las lógicas machistas y de represión. 
 
En el contexto colombiano se hace aun más necesario. Si se considera el verdadero carácter del día de las madres, dado por la labor que realizo Ana María Jarvis en la época de la guerra civil norteamericana, y recordando las duras palabras de Julia Ward Howe, le podría aportar a la paz de Colombia. El degradante conflicto armado y social necesita reconocer los grandes impactos que ha generado hacia la sociedad y que las madres han tendido que asumir. Las madres colombianas están cansadas de parir hijos para la guerra; de tener que enterrar a sus hijos e hijas; de ser obligas y violadas por sus esposos; de mantener una cotidianidad de sometimiento y poco reconocida. Es hora de proponer otro día para las madres, ya que el segundo domingo de mayo es la expresión concreta de una la cotidianidad del olvido y un festejo comercializado.

J.F.
Centro Norma Patricia Galeano



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sábado, 3 de mayo de 2014

SUEÑO DESPIERTO

Este es un sueño que no me lo entrega nadie

Que somos ambiciosos. Y sí, es que lo queremos todo. En este sueño lo apostamos todo: todo para todos. Un sueño que no cabe en una caja, que no entra. ¡Ah, sueño inmenso este el de la revolución! Nos vamos enterando que este sueño no se entrega, se abraza, se va andando. Que somos quienes se han entregado.

un sueño del que somos dueños y diseño con mis iguales  

Que soñamos en los otros. Que anhelamos en las manos trabajadoras, en las que aran la tierra, en las que abrazan, en las que empiezan con el amanecer. Esas manos pesadas, ejercitadas a punta de alimentar este país; manos curtidas, cicatrizadas con el tiempo y con la vida. Esas manos rudas que levantan esta tierra nuestra, que son testigo de la historia. Un sueño que es en esas manos, que es en nosotros, y este ser nosotros que tiene sentido siendo en los otros. Y lo vamos construyendo, lo vamos viviendo, nos hacemos un plural uno para caminar hacia la revolución.

es que mis sueños me abre los ojos y me despierta

Y no se extingue. El fuego permanece vivo, se alimenta con el aliento de un pueblo dueño de sí. No se apaga. Y quemará. Quien lo sueña, lo vive. Crecemos en nuestro deber histórico y nos haremos dueños del destino, habremos escrito la historia ya no con la sangre que se derrama en cuchillo ajeno, la escribiremos con el rostro levantado, digno. Escribimos hoy porque despertamos soñando.

Es mi linterna en esta caverna negra
y puedo ver más allá de la mierda que dicen los que gobiernan,
me recuerda que esta realidad no es inmutable,
pues todo lo sólido se desvanece en el aire.

Y por eso hoy no cito a los grandes pensadores. Hoy no apelo a metáforas y epítetos de los grandes poetas, cuyo nombre precede sus palabras.  Hago mías las palabras de mi poeta favorito, de un rapero revolucionario ejemplar. Hago mía la lírica de un hermano, de quien sabe que no hace rap para el pueblo sino es el pueblo mismo haciendo rap. Y entonces compartimos un sueño y compartimos la Abya Yala. Vivimos el sueño. Yo los llamo a soñar despiertos para no vivir dormidos.

Soñar Despierto

Portavoz

PRIMERO DE MAYO REVOLUCIONARIO


sábado, 26 de abril de 2014

GALERÍA


Raúl Eduardo Mahecha, el líder sindical más importante del siglo XX en Colombia, sólo comparado con figuras como César Sandino y Farabundo Martí. Fundador del Partido Socialista Revolucionario, antecedente del PCC. Posando junto a la bandera de los 888 (8 horas de trabajo, 8 horas de estudio y 8 horas de descanso).












Tropas del ejercito Colombiano, responsables de masacrar a los trabajadores en 1929, en el suceso conocido como “masacre de las bananeras”.








Ignacio Torres Giraldo, lider sindical colombiano, fundador junto a Raul Eduardo Mahecha, del PSR y posteriormente sería fundador del Partido Comunista Colombiano. Posando en esta foto junto a otros lideres sindicales.






Luís Vidales, poeta y gran escritor colombiano, miembro del Partido Comunista Colombiano y Secretario General entre 1932 y 1934.








Prensa amarillista y oportunista que circulo en Bogotá luego del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, donde se acusaba a los comunistas de asesinar al líder. Hecho que muestra la parcialidad que siempre ha tenido la prensa colombiana.







Prensa alternativa y popular que le hace frente a los medios de la oligarquía. Otros ejemplos de esto, es el SEMANARIO VOZ, prensa del PCC.

















Gilberto Vieira, junto a Armando Hart Dávalos, líder comunista cubano en Berlín, 1963.













Gilberto Vieira, Secretario y notable dirigente del Partido Comunista Colombiano, caminando con el Nobel colombiano, Gabriel García Márquez.

miércoles, 23 de abril de 2014

“EL HOMBRE EN EL CRUCE DE CAMINOS”

Técnica: Fresco sobre bastidor metálico transportable; Dimensiones: 4.80 x 11.45 m
La pintura siempre ha sido el camino hacia la insurrección de aquellas conciencias sin voz, que se expresan por medio de los trazos y paletas de colores. Esta naturaleza afásica, exige al artista que su obra sea capaz de exteriorizar todos sus sentimientos y que plasme su mensaje. Ya que este lenguaje – parece- romper con las barreras de la palabra escrita, se presentó como el más idóneo para cultivar al pueblo, en un México revolucionario y devastado por la dictadura.

Para 1920 – ya derrocado el dictador Porfirio Díaz (1876-1910)- el timonel del país estaba a manos de Álvaro Obregón, quien en una grandiosa maniobra nombra – en 1921- a José Vasconcelos como secretario de Educación Pública de México, tarea intrincada para el momento, ya que el 90% de la población era analfabeta. Pero el secretario encontró en Gerardo Murillo, el camino para erradicar la “ignorancia”.

Murillo – quien será recordado como el padre del muralismo- años atrás había fundado “El Centro Artístico en la Ciudad de México”, que ahora con el patrocino gubernamental tenía como premisa la creación de un arte nacional que estuviese a alcance de todos, concibiendo así el mural. Para implantar la iniciativa se invitaron jóvenes artistas, dentro de los que se destacaba Diego Rivera.

Para esta ocasión presentaremos una de sus más aclamadas y polémicas obras: El hombre en el cruce de caminos (o también conocida como El hombre controlador del universo). La historia comienza cuando Nelson Rockefeller encarga un mural decorativo para la recepción de edifico Rockefeller ubicado en Nueva York – construcción que representaba un emporio económico y simbolizaba el capitalismo-. Por los requerimientos del pedido artistas como Pablo Picasso, Henri Matisse y el mismo Rivera se negaron a ejecutar, pero tras negociaciones este último acepta el proyecto en 1934.

El mural –y según el mito- fue una representación que se vino a Diego en un sueño, en donde vivía en un Estados Unidos comunista. Tras arduas jornadas de dibujo y pintura, el mural tomaba vida, pero fue la imagen equidistante de Lenin la que levanto la controversia y disgusto de los propietarios del edificio, ya que el personaje era el símbolo de la revolución Bolchevique. Los Rockefeller le exigieron al muralista eliminar la representación, pedido al que se negó, por lo que el mural fue cubierto. Rivera no solo tuvo que soportar la destrucción de su trabajo, sino un veto que le impidió pintar en territorio norteamericano por varios años. Tal prohibición indigno a la comunidad artística neoyorquina, que vio en el hecho la materialización de la censura a la expresión.

A decir verdad, el mural contenía muchos más rasgos apológicos al comunismo que la imagen de Lenin. La obra se divide en dos, el lado izquierdo que representa el capitalismo y que contiene imágenes como la de Charles Darwin- y su teoría de la evolución- que aluden al afán de avanzar tecnológicamente. En la parte inferior izquierda se evidencia la diferencia de clases, donde la Burguesa disfruta de placeres y domina a los trabajadores –desempleados-, esta idea se relaciona con la depresión que para la época vivía Estados Unidos. Se distingue, además, una escultura grecolatina, que representa la religión. A este lado también se incorpora el carácter beligerante del capitalismo, que se ilustra con los soldado dotados con carteas anti gas -alegóricas de la gran guerra-.


En el lado derecho, se plasman elementos alusivos al comunismo, especialmente a la URSS. En la parte superior derecha es posible visualizar la revolución bolchevique que lleva al triunfo del comunismo y agrupa a todos los sectores de la sociedad. Las figuras de Marx, Engels, Trotsky y Bertram D. Wolfe citan la filosofía insurrecta y llaman a la cohesión del proletariado mundial. La escultura decapitada, es el icono de la caída del fascismo. Y Lenin, quien junta sus manos con un soldado afroamericano, y más personas de diferentes etnias y clases social representada la unidad revolucionaria. En el centro está el hombre, que icónicamente es un obrero, que en sus manos tiene el poder de cambia la historia. Las aletas que lo rodena ostentan -para casa lado (derecho e izquierdo)- el micro y macro cosmos, que en el lado siniestro muestran células dañadas, connotando la enfermedad que vive el capitalismo y un macrocosmos limitado, pero el lado diestro ilustra células sanas y un espacio infinito.

Un año más tarde del incidente, el artista volvió a pintar el mismo mural en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México, donde hasta el día de hoy sobrevive. En este lugar quiso representar la opción comunista como la única esperanza para el pueblo mexicano.

domingo, 20 de abril de 2014

DIÁLOGOS DE PAZ Y ELECCIONES


Los diálogos de paz que continuarán su curso este 24 de abril en La Habana, son el tercer intento por concluir un proceso de paz que ponga fin a una guerra fratricida que tristemente ha caracterizado y ensangrentado nuestro país por más de medio siglo. 

Y pareciese que el proceso no ha sido revestido con la importancia y seriedad que le son necesarias, cuando, por ejemplo, se ignora el llamado hecho por diferentes analistas a darle una pausa mientras cesa la contienda electoral, por la posibilidad de convertirse en una herramienta politiquera. Dicho y hecho. Ya escuchamos al presidente–candidato Santos, aseverando que ninguno de sus contrincantes tiene la experiencia para continuar el proceso de paz, y que “un cambio de capitán” en este momento sería “fatal” para el proceso. 

Para complementar dicha declaración, el pasado martes 15 de abril atendimos a “la buena nueva” del presidente–candidato, dando a conocer la gira del equipo negociador por Colombia, para “promover el proceso de paz” y explicarles a los ciudadanos la importancia de darle fin al conflicto. Esta rendición de cuentas parece un eufemismo del “estamos cumpliendo”, en una campaña que intenta ligar un apellido con la continuación de un proceso de paz.

Y no sólo Santos ha tomado “la paz” como parte fundamental en su campaña, la mayoría de los candidatos también han hecho suyo este discurso pro–paz, carente de contenido, en la carrera por las elecciones. Hemos visto resumir la paz en el silencio de los cañones. 

El concepto de “Paz con Justicia Social”, no reduce la paz al cese a las hostilidades, evidencia que sólo con la identificación de las causas del conflicto armado y su consecuente erradicación, podremos alcanzar una paz verdadera. Este concepto, acuñado por el Partido Comunista y abanderando por sectores de la izquierda en la candidatura de la alianza POLO-UP, con Clara López y Aída Abella a la cabeza, ubica la paz en un estadio muy posterior a una firma. Tristemente esto no ha retumbado como debiera en la opinión pública y se ha confundido con las campañas de la derecha, cosa preocupante, pues lo ideal es que la totalidad de la sociedad colombiana atienda y se involucre en un proceso hacia la verdadera paz.

Así, mientras la paz se matiza e instrumentaliza por sectores reaccionarios, continúan los diálogos en La Habana. Atendemos este jueves 24 de abril al inicio del ciclo 24, retomando el tercer punto de la agenda: solución al problema de las drogas ilícitas.

jueves, 17 de abril de 2014

DE LOS GABOS Y NUESTRO GABO

Aunque la derecha habla hoy de su dolor con la muerte de Gabo, quiero llamar al orden y decir que hay una confusión: El Gabo que muere hoy es diferente. El Gabo que muere hoy es el escritor preferido de muchos gringos; el Gabo que muere hoy debe ser el que hablaba de hacerle una biografía a Shakira, cosa que ya demostraba su senilidad; el que muere hoy debe ser el que nos incomodó al darle la mano a Uribe en el 2005 en los fallidos diálogos con el ELN. El Gabo que muere hoy debe ser el que se dejó visitar en su casa en México por Juan Manuel Santos y que se sentó junto al rey de España.

Porque el otro Gabo, el que fue otrora expulsado del país por esa derecha en la administración Turbay Ayala en 1981 por acercarse a las guerrillas y alentar la lucha socialista de nuestra américa; el que tuvo prohibida la entrada al país gringo hasta el ’93 por hablar en contra del imperialismo; ese Gabo no ha muerto, ese Gabo sigue perseguido por la derecha en el pecho de tantos intelectuales de este país que le siguen apostando a la paz con justicia social. Por eso hoy las derechas, con Uribe o Pastrana, alaban al cadáver del que en sus años mozos habrían mandado matar o encerrar como le sigue pasando a muchos intelectuales; porque con ese otro a este quieren que lo veamos morir.

sábado, 12 de abril de 2014

LOS "ANÓNIMOS"

Los “anónimos”
Reflexiones sobre el conflicto social, político y armado en Colombia


Desde muy pequeño, – como a la gran mayoría de los colombianos – el televisor me inundaba la cabeza de situaciones desastrosas ocurridas a lo largo y ancho del país, no había día en que las emisiones de los programas infantiles fueran interrumpidas por el “extra” o el “última hora” del noticiero, anunciando las consecuencias del desastroso conflicto a lo largo y ancho del país. En esos tiempos – mediados de los 90´s –  solo pensaba en ir a la escuela y llegar a la casa a recortar letras para formar las frases que los profesores colocaban en las tareas; No entendía para nada las dimensiones del conflicto que anunciaban los mayores, no entendía quiénes, por qué y cómo era posible que en Colombia se anunciaran muertos, cientos regados por todos lados; si lo que yo conocía de Colombia era un bello himno, hermosos paisajes, la escuela, la panadería de mi barrio y las dos esquinas de mi cuadra.

Tuve la oportunidad de visitar un familiar en el Caquetá a finales de los 90´s y el conflicto que había visto parcialmente desde mi cuarto en el televisor, reencarno y tomó vida en mis ojos… allá si se siente el hambre, el temor y la zozobra, se siente el miedo fundido en las balas; murmuraban los campesinos locales que había sido un enfrentamiento entre la guerrilla y los militares acompañados de un grupo de “cuadros militares destacados” que ellos no habían visto y de los cuales desconocían hasta ese momento. 17 muertos, 8 de ellos campesinos trabajadores, cultivadores, todo el mundo los lloró, ¡Oye chico, que desastroso el conflicto!

Anunciaban también por esa época la paz en “la zona de despeje”, en la administración Pastrana… ¡Por fin! Pensaba yo, se reconciliarán y los noticieros dejaran de cortar las emisiones de mis programas favoritos para transmitir crueldad. Hablaban de paz, – la que yo creía tener, al menos en mi cuarto que consideraba un espacio de paz – sin embargo al transcurrir el tiempo descubrí que en Colombia no ha habido paz, nadie ha conocido la paz y comprendí que la paz no llega con la firma de un tratado o un acuerdo, porque la reconciliación no es entre los distintos grupos armados, la verdadera reconciliación es con el pueblo, el campesino, el indígena, el afrodescendiente, la juventud y la vejez, las víctimas, la tierra, el campo… quienes en verdad han sufrido el rigor del conflicto.

Finalizando ya el bachillerato fui testigo de la crudeza de la guerra, los paras comenzaron a reclutar jóvenes en los barrios de la zona, compañeros del parque del barrio – ubicado en la periferia de Bogotá – resultaron listados en las filas de estos grupos, obligados a salir de la ciudad para cargar un fusil en nombre de las AUC, los que definitivamente decidieron quedarse junto a sus familias, tiempo después cayeron en las calles y las esquinas, todo el mundo sabía por qué.

Entré luego a la universidad a estudiar ingeniería, porque veo en ella un gran potencial para las transformaciones sociales que requiere Colombia, una ingeniería al servicio del pueblo. Los números, la física y los laboratorios de materiales… etcétera, aun en medio de este entorno, en mi cabeza resonaba el conflicto y la crudeza, la sangre derramada, la vida humana desperdiciada en los campos del macondo de García Márquez. Indagando en noticias, artículos, documentales, testimonios, libros, cifras y demás descubrí la gran dimensión y el horror de la actual condición de un país bañado en sangre y lágrimas. Más de 5 millones de desplazados, más de 200 mil víctimas civiles, alrededor de mil masacres, – tal vez más, tal vez menos – etcétera. Miles de datos que muestran en el papel lo vil del conflicto, leer este montón de cifras es pavoroso pero imagínese usted las terribles consecuencias sociales, políticas, socio-culturales, emocionales, materiales y ambientales para el conjunto de los colombianos.

Si usted se reconoce como colombiano, pero no reconoce el conflicto social, político y armado, está usted incurriendo en un error y se ha convertido en un “colombiano fachada” que solo se dice colombiano cuando porta la camiseta de la selección y cuando tramita la VISA para la realización de su “sueño americano” o “europeo”; si cree que el asunto de los desplazados, de las víctimas y el conflicto en general no le corresponde a usted, piense que “Colombia está como está” por aquellas personas que promulgan y promueven: “el conflicto no es conmigo”… posiblemente aquellas personas no han sido víctimas directas del conflicto pero en parte han sido victimarios al promover la indiferencia.

Somos habitantes de un país en su mayoría agrario, de trabajo agrícola y tradiciones “de la tierrita”, somos y tenemos raíces campesinas. La ciudad y el campo dependen directamente de la labor que realizan aquellos campesinos – persona que trabaja la tierra sin distinción de etnia, cultura o tradición – de ruana y sombrero, machete y azadón, que han labrado y cultivado las tierras, por las que en remotos tiempo fluía entre riachuelos el líquido vital de la vida y por los que hoy no fluye nada más que la sangre de paisanos muertos y los desechos del petróleo. Las tradiciones de mi familia, mis abuelos y abuelas, las tradiciones de sus abuelos, sus padres, tíos, primos, hermanos, vecinos, descienden directamente de las manos campesinas forjadoras de las tierras, cultivadores de la papa, el café y el maíz, labradores de la madre tierra con el único objetivo de sembrar la vida.

Y ahí están los campesinos el objetivo directo del “desarrollo económico”, de las elites empresariales y con ellas del paramilitarismo, precisamente porque el campo en general y el campesino en particular, se resisten a ser utilizados como un brazo productor de plusvalía para el capitalismo salvaje que incursiona Colombia, se resisten a ser borrados de la vida nacional, se resisten a ser alienados por una cadena de explotación, a regar semillas patentadas por Monsanto y otras multinacionales, se resiste a ser mano de obra de la agroindustria, a ser un objeto de goce del mercado, se resisten a vender sus productos a precios pormenorizados, el campesino es una objeción a la economía de mercado. Razones – entre muchas otras – por las que el campesinado entero salió a protestar contra las políticas neoliberales del gobierno Santos y sus locomotoras de “desarrollo” y de no dar solución a sus sentidas problemáticas ellos volverán a las calles, y con ellos la mayoría de los colombianos inconformes de esa mermelada amarga.

Tuve la oportunidad de escuchar una canción compuesta e interpretada por un campesino – Orlando Ospino – quien fue desplazado de la hacienda de ´las pavas´ (municipio el peñón, departamento del Bolívar) por grupos paramilitares que quisieron adueñarse de estas tierras para legalizarlas por medio del testa-ferrato y terminar produciendo palma africana. “Historia de mi vida” reza en sus versos:

“Campesino Bonarense[i], tu qué quieres trabajar
Tienes que tener primero, la tierra pa´ cultivar
Lo digo es por experiencia que tengo una edad avanzada
Me sacaron de las pavas, tierra donde cultivaba.

Sembraba maíz y yuca, patilla y ajonjolí
Estos eran los cultivos, de que yo podía vivir
Pobrecita de mi vida, yo no tengo que comer
No tengo pa´ la panela y me hace falta el café.

Me arrancaron el mafufo, el cacao también la ahuyama
Todo esto lo destruyeron, pa´ sembra´ palma africana,
El tiempo que cultivaba me sentía muy contento
La comida me sobraba y también el bastimento

Pobrecita de mi vida yo no tengo que comer
No tengo pa´ la panela y me hace falta el café
Mis hijos también se fueron, no había donde trabaja´
Uno se fue pal Arauca, los otros pa´ Bogotá
Como allá el sueldo es muy poco, a mí no me mandan na´

Mi esposa se quiere ir y eso a mí me desespera
Le digo que hay que esperar, que nos devuelvan la tierra
Pobrecita de mi vida yo no tengo que comer
No tengo pa´ la panela y me hace falta el café.

Yo duermo es en un cambuche, de tres tablas que saqué
Con mi compañero Pedro, un hombre de mucha fé
Pobrecita de mi vida, yo no tengo que comer
No tengo pa´ la panela y me hace falta el café…”

Con que sentimiento canta a sus tradiciones, sus productos, su historia, su ser, su tierra… ahora me doy cuenta que los grupos económicos dominantes en Colombia y la voraz industria transnacional lo que quieren es arrancar al campesino de sus tierras, tal como el campesino arranca el fruto de sus cultivos. El verdadero objetivo de quienes desplazan es arrancar y desterrar el sabor y la vida de la tierra, para esterilizarla con proyectos que se traducen en dinero y ganancias: Así, pues, la plusvalía del capitalismo son muertes y desdichas  de hombres acumuladas.

La crudeza con que los paramilitares incursionan el país – ¡sí! Incursionan, el verbo en presente, porque el “Mano firme, corazón grande” no los desmovilizo sino que los legalizo y potencializo desde sus múltiples cargos públicos, pero en especial desde la gobernación de Antioquia, desde la presidencia y pronto desde el senado – no tiene igual en el mundo, porque son capaces de imponer con la palabra y con las balas los antojos de unos pocos quienes los financian; frases como: “firma usted o negociamos con la viuda” se generalizaron en los oídos campesinos en las últimas décadas así como se generalizaron millares de masacres perpetradas por paramilitares como la del salado, Remedios, Segovia, Gabarra, Tibú, Mapiripán, Puerto Alvira… entre muchas otras ¡COMO DUELES COLOMBIA! Cuando un campesino es desplazado de sus tierras de inmediato le arrebatan su identidad, porque los campesinos lo son en sus tierras, en las urbes son “anónimos”.

Juventud Comunista Colombiana – Universidad Nacional de Colombia
Centro 4 de Octubre – Facultades Ingeniería y Ciencias
jucoings@gmail.com




[i] Bonarense: gentilicio utilizado para reconocer los campesinos del corregimiento de Buenos Aires en el departamento de Bolívar

martes, 8 de abril de 2014

LAS VOCES DEL CAMPO


Las voces del campo

Levántate, anda,
A la guerra que libra la noche profunda,
A la flor que de tierra levanta las manos,
Es la vida en el monte, es el hombre en la lucha

Es un tiempo en que el silencio aflora ignorancia,
Es el tiempo de gritos y esperanza,
Es la espalda cargada de muertes usadas,
Es el ser que en sus gritos se oye miseria.

Son las calles plagadas,
Es el fusil en la espalda,
Es violencia en las armas,
Es humana esperanza.

Va la tierra gritando a sus hijos bastardos,
Les grita el trato que a esta le han dado,
Reclama justicia que en este aguacero,
Se traga al soldado, a usted y al obrero.

Despiden las voces que callan pasado,
Restriegan escritos del pueblo montado,
Que monta la tierra y monta su campo.


Autoría: Centro 4 de Octubre

domingo, 30 de marzo de 2014

Salario Mínimo y Reforma Tributaria

Se reconoce el concepto de salario mínimo a partir de la Huelgas marítimas de 1890 en Nueva Zelanda, donde se instituye éste con el fin de garantizar la protección de los trabajadores y mejorar las condiciones de empleo.

Se destaca, además, los avances obtenidos por las presiones sindicales a finales del siglo XIX  y comienzos del XX en Gran Bretaña, con lo cual se alcanzó en el tema laboral  la seguridad social y laboral de los patrones y trabajadores. Empero uno de los elementos más destacados en la historia del salario mínimo es la conferencia de Berna (1919) donde se elaboró la Carta del trabajo y se crearon las reuniones de negociación entre  empleadores y trabajadores para concertación del salario legal.

En Colombia la historia del salario mínimo se remite a 1945 con la aprobación de la ley 6° del mismo año, sin embargo, sólo a partir de 1949 luego del emblemático nueve de abril y las importantes movilizaciones sindicales, se inicia el cumplimiento de esta con la aprobación del primer salario mínimo de 2 pesos. El segundo momento importante es 1979 donde se logra concretar una fecha anual para el reajuste salarial, pues hasta este período el salario podría no variar en varios años e incluso ajustarse dos o tres veces en el mismo.

Con la constitución del 91 se establece que el Congreso expedirá el estatuto del trabajo, donde se tendrá en cuenta, entre otras cosas, la remuneración mínima vital y móvil, proporcional a la cantidad y calidad de trabajo[1], además se crea la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales[2] (también conocida como la comisión tripartita), la cual se reglamenta por medio de la Ley 278 de 1996, donde se afirma que esta será la encargada de fijar de manera concertada el salario mínimo general[3].

En primer lugar hay que decir que si bien existen cinco elementos técnicos que se tienen en cuenta a la hora de determinar el salario (La meta de inflación del año siguiente fijada por el Banco de la República, la productividad acordada por el comité tripartito de productividad, la contribución del salario al ingreso nacional, el incremento del Producto Interno Bruto y la inflación real del año que culmina[4]), la negociación es una puja eminentemente política, donde se enfrentan los intereses del capital y los de los trabajadores, pues los resultados de estas negociaciones determinaran la llamada distribución funcional (participación tanto del capital como del trabajo en el PIB), es así que puede buscarse en los resultados de las concertaciones no necesariamente un reflejo de la situación económica del país, sino más bien una imagen de la acumulación de fuerzas en la batalla constante entre capitalistas y trabajadores.

Esto se puede corroborar observando que en la última década la brecha entre la productividad y el salario mínimo real no ha tenido una disminución importante, por lo cual, el desfase entre productividad y salario real aguza y fortalece la inequidad presente en el país, pues por un lado disminuye la proporción del ingreso que se apropian los hogares vía salarios y por el otro reduce la capacidad de consumo de los mismos. Es así  que dos de los cinco elementos técnicos pierden toda relevancia en la medida en que no ocupan el lugar que merecen dentro de la comisión de concertación.

De tal forma que la puja por quién se lleva los llamados “beneficios de la economía colombiana”, al momento, está a favor de los capitalistas y en detrimento de los trabajadores, quienes son el grueso de los consumidores y los principales contribuyentes.

Por otro lado, éste detrimento se profundizará. A partir del primero de enero, los empresarios, debido a la Reforma Tributaria, dejarán de pagar el 8,5% correspondiente al aporte de salud de sus empleados que ganen menos de 10 salarios mínimos. Esta medida, junto con la primera etapa de la reforma que consistía en que dejen de pagar también los aportes al SENA y al ICBF, es implementada por el gobierno con el argumento de reducir los costos laborales no salariales, y así, al pagar el empleador menos dinero por trabajador, espera que el desempleo informal aumente. Esto consiste en un error, por un lado, porque está demostrado que al aumentar la flexibilación laboral, no aumenta el empleo si no hay una demanda efectiva para la producción como en el caso colombiano[5]. Por otro lado, es claro que la política del gobierno es contradictoria si su objetivo es ese, dado que está arrasando con la industria y el sector agropecuario, con la firma de los TLC’s y su locomotora minero-energética como pilar fundamental de la economía colombiana, que no genera significativamente empleo de forma directa y tampoco encadenamientos económicos.

Para sustituir estos pagos por parte de los empresarios, la Reforma Tributaria creó el impuesto sobre la renta “para la equidad” CREE, que prometía recaudar mayor cantidad de dinero para lo que se dejó de pagar. Según el parágrafo 1 del artículo 28 de la Reforma, si el impuesto no logra recaudar un monto mínimo, que es superior a lo que se venía recaudando antes, el Gobierno Nacional con recursos del Presupuesto General de la Nación cubrirá la diferencia. Según la DIAN, hasta julio de 2013 el CREE cumplió en un 61% la meta generada en la Reforma. Por lo tanto, los empresarios están dejando de pagar a los trabajadores dinero que no estaba incluido en sus salarios, y ahora es asumido por el Presupuesto General de la Nación, es decir, impuestos que en su mayor parte son pagados por la clase trabajadora del país.

Pero algo es claro. El Gobierno Nacional está orgulloso afirmando que ya se empiezan a ver las maravillas macroeconómicas de la Reforma Tributaria, está bajando la cifra de desempleo en el país. Pero si este argumento está desarmado, ¿por qué disminuyen las cifras de desempleo? Según la nueva metodología para la medición del desempleo del DANE[6], los ocupados son personas que, durante el periodo de referencia, trabajaron, por lo menos, una hora remunerada en la semana, o trabajadores familiares sin remuneración. Es decir, si una persona trabaja al menos una hora a la semana, con o sin remuneración, está empleado. Así cómo no van a sonreír las cifras. Al igual que lo ocurrido con la polémica por la medición de la pobreza en Colombia, el Gobierno Nacional, en lugar de tratar los problemas esenciales de la mayoría de la población, maquilla las cifras y con mucho orgullo afirma que está mejorando el país.

La clase trabajadora colombiana, por un lado, se encuentra afligida por un incremento salarial paupérrimo del 4,5% para este año, y por otro, para rematar, comienza a aplicar otra parte de una Reforma Tributaria que genera mayores utilidades para los empresarios sin mejorar la situación del grueso de la población. Es claro que estas no son condiciones para una vida digna, pero es aún más claro que esa vida digna no se va alcanzar por negociaciones y reformas que no estén respaldadas por grandes movilizaciones, que recojan el sentir de todos aquellos trabajadores que apenas sobreviven y aquellos que no logran ingresar al mercado laboral, que hacen parte del ejercito industrial de reserva. Es imperativo, hoy más que nunca, recoger de la experiencia aportada por los estudiantes, por los cafeteros, por los campesinos; las movilizaciones decididas son el garante de nuestras victorias. Forjar un país con Paz y justicia social implica elegir un nuevo país, y esto solo es posible a través de la movilización y la lucha popular.




[1] Art. 53 Constitución Política de Colombia. 1991
[2] Art. 56 Ibidem.
[3] Art. 2° Ley 278 de 1996
[4] Art. 8° Ibidem.
[6] Metodología Gran Encuesta Integrada de Hogares, DANE, Marzo 2013.