miércoles, 13 de marzo de 2013

Constituyentes Por La Solución Política Y La Paz Con Justicia Social En Colombia



Inspirados en las conclusiones del “Encuentro Nacional de Comunidades Campesinas, Afrodescendientese Indígenas por la Tierra y la Paz de Colombia. El Diálogo es la Ruta”, realizado en Barrancabermeja del 12 al 15 de agosto de 2011, proponemos la convocatoria y realización de Constituyentes regionales por la solución política y la paz con justicia social en Colombia. Concebimos esta convocatoria como parte de las aspiraciones de sectores importantes de la sociedad colombiana interesados en contribuir a darle un trámite distinto al del ejercicio de la violencia, a los conflictos sociales, ambientales, territoriales y de clase que agobian a nuestro país.

Más allá de los rasgos específicos y de la dinámica que pueda asumir la confrontación militar entre el Estado y las fuerzas insurgentes, de las idas y venidas en el cruento trasegar de la guerra, es evidente que décadas de conflicto armado colombiano son la fehaciente demostración de la imposibilidad de resolver por la vía militar un conflicto que por su naturaleza es histórico y social y persiste más allá de la violencia.

A pesar de las posiciones más guerreristas, lideradas por el uribismo y el llamado (puro) centro democrático, quienes desconocen el conflicto y lo consideran más bien como una amenaza  terrorista, abogando por una salida con evidentes contenidos fascistas al concebir una solución militar basada en la destrucción y el exterminio del supuesto enemigo terrorista. Además, estos sectores desdicen de cualquier posibilidad de considerar una eventual salida política, pese a que durante los gobiernos de Uribe la dinámica de la confrontación armada los llevó por momentos a considerar acercamientos con la guerrilla, así fueran con propósitos pragmáticos. Es Innegable que la política de la solución militar, independientemente de las formas que ella asuma, está condenada a fracasar, como ha ocurrido hasta ahora. Persistir en ella, es prolongar de manera indefinida la guerra.

La sociedad colombiana no puede continuar sometida a las decisiones de la planeación estratégica de la guerra y de la solución militar, que no reparan en manera alguna en la tragedia humana que trastorna abruptamente trayectorias individuales y familiares de vida, ni en los impactos económicos, políticos, culturales y sicosociales que trae consigo la prolongación de la guerra. La sociedad, y las gentes del común en particular, demandan entre tanto no la regulación sino el fin de la guerra. Y ello pasa, desde luego, por superar las causas que la originan.

Es la hora de que la manifestación de voluntad política por parte de las fuerzas insurgentes a favor de la solución política, expresada en diversos documentos escritos y audiovisuales, y la afirmación gubernamental acerca de que la llave de la paz no está extraviada, se puedan concretar en hechos reales que superen el actual estado de aparente indefinición, de utilidad solamente para los intereses imperiales y de las clases dominantes que se lucran con la guerra y consideran la salida militar como la única opción posible.

La convocatoria y realización de las Constituyentes se presenta en un momento en el que las salidas al conflicto social y armado se encuentran en el centro del debate político nacional. La formalización y el inicio de los diálogos entre la insurgencia de las FARC-EP y el gobierno de Juan Manuel Santos representan un hecho político del mayor significado, que puede generar condiciones para transitar caminos distintos a los de la guerra y la solución militar impuestas por las clases dominantes, y sentar las bases para avanzar hacia la paz con justicia social.

La Agenda que se abordará en La Habana, en una interpretación amplia y favorable a los intereses de las mayorías oprimidas y explotadas, recoge aspiraciones y anhelos de cambio de nuestro pueblo, que pueden materializarse, siempre y cuando se cuente con el debido respaldo, la consecuente movilización y el mayor despliegue de iniciativas por parte de las gentes del común y los más amplios sectores sociales y populares. La naturaleza histórica y el carácter social del conflicto conllevan a que su solución no puede limitarse a acuerdos entre las fuerzas militares comprometidas directamente en la contienda militar, las fuerzas del Estado y las fuerzas insurgentes, sino que ésta involucra necesariamente al conjunto de la sociedad, y especialmente el sentir de las gentes del común, de los sectores sociales y populares que ven afectadas sus condiciones cotidianas de vida digna, trabajo y existencia.

Necesitamos decirnos y decirle a las nuevas generaciones de colombianos y colombianas que no son necesarios más muertos para hablar de solución política y, sobre todo, para hacerla una realidad. Esa posibilidad, que hoy se convierte en urgencia vital, en necesidad, demanda la construcción de un mandato social y popular por la solución política y la paz con justicia social en Colombia. Tal construcción no puede ser más que el producto de una amplia organización y movilización, que logre reunir a todas aquellas voces de compatriotas que consideran y sueñan con caminos distintos a los que nos tienen en el despeñadero de la guerra. En desarrollo de ese propósito, las Constituyentes regionales por la solución política y la paz con justicia social en Colombia representan un espacio social de esperanza.

Contribuir a la búsqueda de una solución política se ha constituido en un imperativo ético y político para el buen vivir de la población colombiana. Se trata de la respuesta que las gentes del común y amplios sectores sociales y populares y de la opinión pública tienen frente al militarismo y la ultraderecha, y al propio gobierno de Santos que, pese al inicio de los diálogos, sigue confiando en la posibilidad de una solución militar.

Las constituyentes se convocan precisamente por cuanto -ante la ausencia de una política de paz-se hace indispensable la manifestación de la voluntad soberana de las clases subalternas y de todos aquellos sectores sociales que anhelan materializar los sueños de paz del pueblo colombiano. Frente a la prepotencia del poder constituido, en cuya agenda solo pareciera encontrarse la estrategia guerrerista, es el momento para que se desate y despliegue la potencia creadora, imaginativa y apasionada del poder constituyente, para que la voluntad del pueblo soberano se pueda erigir en la forma de un mandato social y popular por la solución política y la paz con justicia social en Colombia.

De contarse con una amplia movilización y activa participación social y popular a favor de la solución política, que enriquezca y desarrolle el Acuerdo que permitió el inicio de las conversaciones en La Habana, se puede considerar la posibilidad real de cambiar el balance político que ha predominado durante la última década a fin de emprender las transformaciones económicas, políticas, sociales y culturales que requiere el país, con miras a superar las causas que originaron el conflicto y hacen qué este se reproduzca en medio de la confrontación armada. El sólo anuncio de los diálogos ha contado con la simpatía de las grandes mayorías del pueblo colombiano y ha generado múltiples expresiones de voluntad por participar en ellos con las más variadas iniciativas.

La propuesta de Constituyentes se inscribe precisamente dentro de ese propósito. La paz con justicia social no es gratuita y no puede limitarse al ejercicio de la competencia política en un régimen político y un sistema político caracterizados por rasgos criminales, corruptos y mafiosos. La paz con justicia social requiere ser llenada de contenidos y estos sólo pueden provenir de las gentes, los hombres y mujeres del común, de quienes a lo largo de cerca de dos siglos de vida republicana han padecido el régimen de dominación y explotación que ha servido de sustento a los privilegios de unos pocos.


Constituyentes por la Solución Política y la Paz con Justicia Social en Colombia
“El Diálogoes la Ruta”



No hay comentarios:

Publicar un comentario