La juventud construyendo socialismo,
Forjando una ciudad para la paz y la democracia
Forjando una ciudad para la paz y la democracia
VIOTÁ, 17 DE FEBRERO DE 2013
DETENER LA
GUERRA, CONSTRUIR LA PAZ CON JUSTICIA SOCIAL
La aplicación de las políticas neoliberales como
modelo económico y social del país ha llevado a la población a condiciones
sociales de hambre y miseria cada vez más agudas. La reprimarización y
financiarización de la economía, ha traído consigo el creciente despojo
violento de las tierras de las y los campesinos e indígenas; la entrega sin
límites de los recursos ambientales a las multinacionales, el incremento del desempleo
y la precarización del empleo mismo, el inhumano sistema de seguridad social
que sume al pueblo en el negocio de la muerte, entre otros problemas, agravan
aun más la precaria situación del pueblo colombiano. Este es el alto costo de
las depredadoras locomotoras de Santos, que se ciernen sobre el
territorio nacional a sangre y fuego. La larga noche de guerra y terror de
estado debe llegar a su fin. El pueblo está despertando y recobra la memoria
que se ha labrado en doscientos años de confrontación y cruentas tragedias de
este bicentenario de soledad, que se erigió después de la colosal obra
independentista. La obra de la emancipación y la definitiva independencia se ha
revitalizado en la lucha social y popular y se apresta a conquistar lo que nos
pertenece.
La restricción de la democracia y la aplicación de
nefastas políticas económicas y sociales son y siguen siendo la conducta del
régimen político colombiano y también las causas que caracterizan el
prologando conflicto social, económico, político y armado que
vivimos. La oligarquía colombiana insiste en su política de guerra
al pueblo, combinando formas y prácticas de represión y
persecución de las luchas sociales, mientras entrega nuestras riquezas al gran
capital. La salida al conflicto solo será posible a
través del diálogo y la solución política, esto es, la resolución definitiva de
los problemas estructurales de carácter político, económico y social que lo han
generado. La lucha por la paz y la consecución de la misma solo será posible si
se da un cambio estructural en la política económica y social, si se garantizan
las condiciones necesarias y urgentes para un avance democrático en aspectos
sociales, culturales, políticos, y económico, mientras se materializan las
garantías políticas para proponer y luchar por una sociedad acorde a
las necesidades del pueblo colombiano. Que cese la guerra al pueblo, que cese
el genocidio, que cese la violencia estatal contra la democracia.
El inicio de los diálogos entre la insurgencia de
las FARC-EP y el gobierno colombiano son una posibilidad de avanzar hacia la
construcción de la paz con justicia social, entendida esta como la conquista
del pueblo en la materialización y realización de sus exigencias y
reivindicaciones sociales, económicas, culturales y políticas que generen las
transformaciones que se requieren para el desarrollo de una sociedad justa,
soberana, democrática y en paz. La paz no será una concesión graciosa de la
oligarquía al pueblo, esta se alcanzará con la lucha unitaria de las
fuerzas sociales, populares, democráticas y revolucionarias, que logren imponer
por medio de la movilización, organización, lucha amplia y plural,
los cambios sustanciales en el poder desde el pueblo, como premisa esencial
para la paz estable y duradera a la cual aspiramos todas y todos los
colombianos. La paz será una construcción exclusiva del pueblo colombiano, la
lucha popular organizada garantizará la generación de procesos de base que
ayuden a construir poder popular, solo el pueblo organizado y movilizado
logrará construir una sociedad en paz y con justicia social. Es preciso
defender la continuidad y avance de los diálogos por la paz
desarrollados en la Habana, para lo cual es inminente salir a las calles este 9
de abril “por la paz, al democracia y la defensa de lo público”, para exigirle
al gobierno que no se levante de la mesa de negociación y que a partir del
dialogo se lleguen a acuerdos claros que terminen la confrontación armada.
Exigimos el cese bilateral del fuego inmediatamente y que se garantice la más
amplia participación del pueblo en el proceso, factores que creemos
determinantes para la consecución de tan anhelada paz con justicia social.
JUNTANDO
REBELDIAS
Dispersos y dispersas no podremos construir nuestro
presente. El difícil contexto de represión estatal y de aumento de las
condiciones de hambre y miseria, exigen del pueblo colombiano un mayor nivel de
organización y lucha, de unidad y movilización. En el panorama político actual
se vienen configurando y fortaleciendo escenarios unitarios de lucha, que son
síntesis de las innumerables batallas históricas del pueblo colombiano.
Saludamos y nos comprometemos con la construcción del movimiento político y
social Marcha Patriótica por la segunda y definitiva independencia, con el
Congreso de los Pueblos y con la Ruta Social Común por la Paz como
escenario unitario de estas plataformas y de muchos de los procesos en
lucha y resistencia por la paz y la justicia social. Reafirmamos nuestro
compromiso con el fortalecimiento e impulso de estos espacios, potenciando
el desarrollo real de trabajo social, popular y comunitario de base,
apostándole a la más amplia unidad. Juntemos las rebeldías, juntemos
todas las luchas del pueblo colombiano en un Gran Frente Amplio, que
posibilite construir nuestro presente, el presente de democracia, justicia
social y paz.
Para que los jóvenes tomemos en nuestras manos la
construcción del presente y el futuro, proponemos la construcción de un proceso
juvenil amplio, convergente y unitario por la paz con justicia social. Dicha
necesidad surge de la urgencia de unificar las luchas y las
resistencias del pueblo colombiano para los cambios democráticos que requiere
el país. Este proceso unitario será posible en la medida que fortalezcamos
todos nuestros procesos de base y desarrollemos acciones políticas de manera
conjunta, con el objetivo concreto de construir la paz.
Nuestros esfuerzos unitarios están ligados a la
construcción de un gran movimiento juvenil por la paz, que en conjunto con las
fuerzas sociales, populares, democráticas y revolucionarias en
resistencia, avancen en la consolidación de las constituyentes populares por la
paz con justicia social desde lo local y regional, para así
aportarle a la gran asamblea de constituyentes populares por la paz, como
proceso de unidad y convergencia colectiva del pueblo colombiano.
Ligado a esto desarrollaremos en conjunto con todos y todas las jóvenes de
Bogotá y el país, la construcción del proceso de las constituyentes juveniles
por la paz y el X Festival Nacional de la Juventud, acompañados de un
persistente y necesario trabajo social y comunitario desde lo local y territorial
con los Diálogos Territoriales por la Paz, que serán a su vez la base material
para un proceso real de lucha, organización y resistencia distrital y
nacional.
Nuestro presente es de lucha y resistencia, de
pelea callejera, de movilización por la paz con justicia social, por la
construcción de una ciudad democrática en Bogotá, en la que la lógica
capitalista de la ciudad mercancía no sea la que impere. Apostamos a una
ciudad en donde prime la condición humana, la construcción y desarrollo de los derechos
humanos y la garantía real de las necesidades del pueblo, que frene la
aplicación de las atroces políticas neoliberales y la creciente militarización
y paramilitarización de los barrios de la ciudad, donde el joven no sea
concebido como delincuente, sino que sea factor real de transformación y futuro
para la ciudad y el país. El pueblo estará en la calle exigiendo sus derechos y
allí estará la JUCO para hacer su aporte y contribución unitaria y combativa al
proceso de lucha y movilización por la paz con justicia social.
¡Viva la lucha y unidad del pueblo colombiano!
¡Viva el Partido Comunista Colombiano!
¡Viva la gloriosa y siempre combativa Juventud
Comunista Colombiana!
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