Marx plantea que para el desarrollo del ciclo de acumulación capitalista, se “presupone el plusvalor, el plusvalor (presupone), la producción capitalista, y ésta la preexistencia de más masas de capital relativamente grandes en manos de los productores de mercancías”[1]. Para este proceso se requiere en principio, una acumulación anterior al ciclo, o sea una acumulación “originaria”[2]. Del cual el mismo Marx indica que es un proceso de su punto de partida, en donde hay un doble proceso, primero de expropiación de los bienes individuales y comunales para convertirlos en capital, la separación forzosa entre las personas y sus medios sociales de producción[3], y la expulsión al mercado de trabajadores que solo cuentan con su mano de obra para vender, este concepto es pues de relevancia incuestionable para la historia del sistema social capitalista, es nada más ni nada menos que la prehistoria del capitalismo.
Este concepto y la potencia analítica que conlleva ha sido de crucial importancia para el conocimiento de la Historia y el entendimiento del capitalismo, es uno de los pilares del pensamiento histórico marxista ya que da el comienzo del cambio de un modo de producción a otro, el comienzo de la explotación capitalista, el oscuro pasado del capital, el comienzo de la era Industrial, la escisión entre explotadores y explotados. ¿Qué consecuencias ha traído para la Historia el entendimiento de la génesis del capitalismo como un proceso de expropiación y despojo? Y en ese mismo sentido ¿Cuál es la importancia del marxismo para la ciencia histórica? Las preguntas surgen de la necesidad de hacer una justa evaluación de lo que le ha aportado el marxismo a las ciencias sociales, ya que nos encontramos en un proceso constante de desideologización de la ciencia, donde se intenta hacer prevalecer la tecnificación por encima de la reflexión. En segunda medida rescatar y revalorizar categorías que por un lado son muy potentes teóricamente para la construcción social del conocimiento y que a su vez se han enfrentado a un proceso de olvido. En tercer lugar (y es algo que se podría ser tema de otro ensayo) es que esta categoría, que se presenta como propia de un proceso anterior al capitalismo, puede ser una categoría que también nos dé cuenta del proceso actual del movimiento del capital, es decir es un concepto que nos explica un momento histórico y pero a su vez de renovación constante.
Agregado a esto se vive un proceso de cuestionamiento de los axiomas de la teoría marxista de la Historia, es decir El Materialismo Histórico. Sobre todo desde las perspectivas que vienen pregonando el “fin de la historia”, es necesario valorar para el mundo académico el enfoque marxista. Por último, la pregunta surge en parte, por la creencia de que el estudio profundo y comprometido de la Historia, y especialmente la marxista, puede ayudarnos a pensar los problemas del hombre y a construir caminos por la emancipación social.
El trabajo entonces se dividirá en un pequeño recuento del marco teórico marxista, su importancia para la Historia y su desarrollo, así como del concepto de acumulación originaria, el siguiente segmento del trabajo explorará más a fondo las respuestas tentativas al cuestionamiento inicial y se terminará con la síntesis y las reflexiones finales a modo de conclusión.
El marxismo y la acumulación originaria: Desarrollos entre la Ciencia Histórica y la Política:
El marxismo, es una teoría que cuya característica principal, así como lo afirma Perry Anderson, es que incluye una concepción autocrítica; “el marxismo es una teoría de la historia que, a la vez, pretende ofrecer una historia de la teoría.”[4] Desde su conceptualización descrita por Marx y Engels, se puede afirmar que los descubrimientos intelectuales aparecen de unas determinadas contradicciones de clase de la sociedad capitalista, como algo originado por el movimiento real de las cosas. Así, el marxismo puede dar cuenta del desarrollo histórico mismo de su teoría, así para la construcción del desarrollo paradigmático, se utilizara la historia del marxismo, desde el mismo método que propone. Entenderemos el método marxista de la historia así como lo afirma Hosbsbawm, que: “se basa en exponer el proceso real de producción y comprender la forma de relación conectada con este modo de producción y creada por él, a saber: la sociedad civil en sus diversas etapas, como base de toda la historia; describirla en su actuación como el estado y también explicar cómo todos los diferentes productor teóricos y formas de conciencia, religión, filosofía, moral, etc.”[5]
La exploración del marco teórico general que se estudiará, se dará por tres textos principalmente, Mapeando el marxismo del profesor Javier Amadeo, La historia de los Hombres de Josep Fontana (específicamente los capítulos de Marx y el Materialismo Histórico y Los marxismos), y Consideraciones sobre el Marxismo Occidental del profesor Perry Anderson.
La tradición teórica marxista tiene sus pilares en los trabajos de Marx y Engels, Amadeo, distingue el desarrollo del marxismo por generaciones, la primera después de los dos alemanes vendrían siendo –Labriola, Mehring, Kautsky, Plejánov- que venían principalmente de países del medio oriente y tuvieron compromiso en las luchas obreras de sus países. La siguiente generación de teóricos, más influyentes y que se desarrollaron en un ambiente mucho más tenso fueron –Lenin, Luxemburgo, ilferding, Trotsky, Bauer, Preobazhenski, Bujarin-. Las discusiones teóricas que se daban en estas generaciones surgían por la necesidad de explicaciones de las transformaciones del modo de producción capitalista que se habían desarrollado por el capital monopolista y el naciente imperialismo norteamericano.
Fontana, destaca que la teoría revolucionara y su ligazón a la educación de las masas había generado un proceso histórico de dogmatización del corpus teórico que Marx había desarrollado. La necesidad de expandir la teoría revolucionaria a las masas populares termino en la creación de manuales sobre el socialismo, difundidos por la segunda internacional. Se constituyó por ésta y más razones una teoría dogmática y ortodoxa que no profundizaba en los conceptos propuestos por Marx, a su vez existió una pérdida de la riqueza teórica y analítica del marxismo. En la época el italiano Antonio Gramsci criticara obras como el “ABC del comunismo” y “la teoría del materialismo Histórico” como un simplismo que convertía el marxismo en un reduccionismo sumamente doctrinal.[6]
De este hecho, empiezan a surgir deserciones dentro del modelo dogmático de interpretación socialista de la Rusia soviética, figuras tales como Bujarin, Trotsky o Prokovsky. Fontana, afirma que la concepción marxista-leninista del Stalinismo, se convierte en aquello que Marx y Engels trataron de evitar, en un corpus teórico-filosófico a seguir, donde la ortodoxia era obligada a seguir so riesgo de ser señalado Burgués.
Con la muerte de Stalin en 1953, el cambió de las políticas de investigación en la URSS, el cambio de política doctrinaria (entre otras), se empieza poco a poco a revisar y cuestionar la teoría política hasta ese momento desarrollada en la principal potencia socialista de la época. Pero su huella había calado en el Marxismo a nivel mundial, hasta autores desprendidos de la corriente soviética marxista, como por ejemplo Althusser, el cual en su obra defendió la parte más dogmática del marxismo, convirtiéndolo en un estructuralismo hermético y anti-dialéctico como forma de entender y estudiar la realidad histórica. Aquí es donde el historiador español Fontana, distingue entre dos concepciones marxista, la dogmática y la renovadora, esta última donde se encontraban autores como Lukacs, Kosch, Gramsci y Benjamin, quienes resistieron los embates de la línea marxista de la internacional y dieron respiros en cuanto a innovación temática y teórica de los problemas del Marxismo.
Por el contrario Anderson, afirma que en el pensamiento marxista Europeo, hubo un cambio, que fue de alguna manera negativo con estos nuevos autores heterodoxos: el abandono de las estructuras económicas o políticas como puntos de interés de la teoría. Se cambió el centro de gravedad del marxismo, que se desplaza hacia la filosofía, literatura, la cultura, etc. Además empezó a darse el divorcio entre la teoría y la práctica revolucionaria que buscaba dentro del marxismo entender también desde la experiencia el movimiento real de la práctica, esto de alguna manera significo también el desplazamiento de la crítica hacia el eje de la tensión de la cultura burguesa contemporánea. Pone de ejemplos a los mismos autores, Korsch, Lukacs, Sartre, Althusser, Benjamin, Adorno y Horkheimer. Y efectivamente ve que estos intelectuales que contaban con una gran potencia intelectual se desligaron a su vez de las luchas políticas del partido, dejando a un lado el trabajo político de las masas.
Posteriormente, la caída del muro del Berlín para el Marxismo significó primero, el derrumbe del proyecto político emancipador más importante realizado por las clases populares que se reconocían en el marxismo como paradigma de conocimiento y de transformación social. Segundo, la perdida de muchos ideólogos importantes teóricamente, que al ver el colapso del socialismo realmente existente, abandonaron el proyecto político emancipador por corrientes que no llevaban el sello de la crítica a la economía política. Cómo lo dice el profesor Julio Quiñones: pasaron de la política, de la lucha por la emancipación humana en general a lo postpolítico donde se trata de cambiar el mundo sin tomar el poder, donde cualquier muestra de desacuerdo con el sistema es elevada a la categoría de “lucha emancipatoria”[7], precisamente porque muchos de ellos eran profesores universitarios que no vivían en carne propia la necesidad de una propuesta alternativa de sociedad, o asumían sus conocimientos como un dogma o verdad absoluta el cual no contaba con contradicciones, retrocesos, límites o desfases con la realidad. Por último se dio el avance hegemónico en el campo académico de las corrientes que propugnaban el “fin de la historia”, con la expansión de la democracia liberal y el libre mercado en los años 90, perdiéndose terreno así en el plano de la lucha ideológica.
Ya a principios del milenio, Hobsbawm distinguía que existe una gran influencia de Marx dentro de los historiadores y pensadores Europeos, el mundo académico después de ese “shock” del colapso de la URSS entendió que la crítica marxista al capitalismo seguía siendo vigente y necesaria. De aquí que en parte haya, después de una negación y olvido de Marx y la teoría marxista, un retorno a pensamientos críticos. Hoy el marxismo es plural, existen varias interpretaciones, corrientes y vertientes que necesariamente deben entrar en diálogo, la herencia de los años 30 del siglo pasado fue desechada, ya no es aceptable de hablar de una interceptación última. El historiador inglés agregaba que no tiene nada de malo, ya que ayuda a construir un diálogo al servicio de la ciencia. El problema es que cuando no hay un método en común para construir la Historia no se obtienen opiniones enfrentadas y es menos fructífero el diálogo.[8]
La Acumulación Primitiva.
En este panorama vemos que frente al concepto de acumulación primitiva, así como lo afirma De Angelis, que es una idea que está en el vocabulario de gran parte de los académicos marxistas, pero no se ha dado un debate teórico al rededor del mismo, poco se ha explorado, a excepción de los avances propuestos por Harvey quien toma este concepto y lo contextualiza a la forma “acumulación por desposesión”.
Dentro de la literatura se pueden identificar dos marcos centrales. El primero es el estudio de Lenin, el desarrollo del capitalismo en Rusia (1899). Este daba énfasis en cómo se pasaba de un modo de producción a otro, por eso daba predominancia a la separación de las personas y sus medios de producción durante el período de transición. Lenin veía que la expropiación de los campesinos era condición necesaria para el mercado en Rusia, lo veía como inevitable, pero de alguna manera positivo, aunque señalaba cuales eran las contradicciones en estas.
La segunda perspectiva es la de Rosa Luxemburgo que, aunque acepta que la acumulación primitiva es un momento único que da origen al capitalismo, va en otra dirección a la de Lenin, al señalar que los esquemas de la reproducción ampliada que comenta Marx constituyen una representación matemática de las condiciones para la acumulación que solo tienen validez en el caso de que existan dos clases sociales. Agrega a esto que deben haber terceros en el proceso de acumulación para convertirse en compradores de mercancía. La imposición de las relaciones sociales de producción capitalista producen necesariamente plusvalía, pero a su vez estas, se topan con formas de producción no capitalistas, siendo estas últimas una resistencia un límite que debe ser vencido para el capital. Entonces este recurre a la violencia entendida en un sentido ampliado para integrarlas a su proceso de circulación. Aquí es importante rescatar una tesis que deviene de este planteamiento y es que “el prerrequisito extraeconómico para la producción capitalista es un elemento inherente y continuo de las sociedades modernas, y su campo de acción se extiende al mundo entero.”[9]
Como en el caso de Lenin, tampoco para Luxemburgo la resistencia y la lucha son elementos constitutivos de la acumulación primitiva, sino un posible –aunque importante- subproducto. Hay dos autores que concuerdan, aunque desde puntos distintos acerca de la concepción de acumulación primitiva como un momento histórico y específico, Dobb y Sweezy quienes lo ven como el momento del mercantilismo. Samir Amin, tiene una perspectiva más cercana a la de Luxemburgo, quien lo ve como un proceso inherente y continuo, que se da a través de la transferencia de valor dentro de la economía entre el “centro” y la “periferia”:
“Cada vez que el modo de producción capitalista entra en relación con modos de producción precapitalistas a los que somete, se producen transferencias de valor de los últimos hacia el primero, de acuerdo con los mecanismos de la acumulación primitiva. Estos mecanismos no se ubican, entonces, sólo en la prehistoria del capitalismo; son también contemporáneos.”[10]
Otra perspectiva podría ser la de Wallerstein en su concepción de sistema-mundo, que tiene un carácter continuo de la acumulación primitiva en esta armazón se acentúa en los mecanismos de la acumulación y circulación del capital. Vemos entonces como se reactiva la categoría por medio de estos nuevos autores que hacen estudios sobre el capitalismo desde una perspectiva histórica, pero no desde el estudio propio de la Historia.
A MANERA DE CONCLUSIÓN.
Frente a los dos cuestionamientos señalados al principio habría que señalar que, el marxismo como teoría en la competencia ideológica con otras corrientes políticas e ideológicas, fomenta un debate dentro de la Historia que potencia su riqueza analítica y teórica. Su importancia radica en ser algo fuera dentro de la Hegemonía. Y en ese sentido abre nuevos campos de estudios alternativos, dejando perspectivas metodológicas y teóricas innovadoras para la Historia. Su ligazón con el movimiento popular ha permitido dar voz e identidad a la clase explotada, vemos al respecto los estudios por ejemplo de Edward Thompson en la formación de la clase obrera en Inglaterra o la Historia del Siglo XX de Eric Hobsbawm, que queda como la mejor obra de Historia de ese período de tiempo con una mirada desde abajo.
No hay que perder de vista la afirmación de Lenin de que sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario Perry Anderson también dice que Lenin señalaba con el mismo acento que “Una acertada teoría revolucionaria (…) sólo se forma de manera definitiva en estrecha conexión con la experiencia práctica de un movimiento verdaderamente de masas y verdaderamente revolucionario.”[11]En ese sentido hemos visto como la desligazón con la teoría, y el estudio por el estudio del Marxismo desde las élites intelectuales, puede cambiar el nucleo de la investigación de la economía política. Hay que volver a la investigación y el estudio desde y para las clases si se desea hacer un análisis que se pueda considerar realmente marxista.
En cuanto al concepto de acumulación originaria o primitiva vemos como se ha dado un debate Lenin-Rosa Luxemburgo que ha abierto perspectivas a un nuevo mundo de posibilidades de estudiar la Historia del capitalismo que ha sido seguida por tradiciones lastimosamente no Históricas, sino más desde la Geografía crítica o desde la Economía Política.
En lo que refiere al concepto y su importancia para la ciencia histórica, la escisión entre personas y medios de producción, no solo ayuda a ver que es un momento inicial pero recreador y vital del capitalismo. En ese sentido pone horizontes también para la centralidad política de su estudio, cualquier alternativa al capitalismo, debe tener como principio el acceso directo de los medios de producción de la existencia, de forma comunitaria y social. Reformular el concepto de la acumulación primitiva no nos puede llevar a ver el proceso como “un mal necesario”, con una visión teleológica de la Historia, sino por el contrario debe abrir, perspectivas de encontrar caminos diferentes al “capitalismo” que nace chorreando sangre y lodo, por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies.
El concepto de acumulación originaria dentro de la historia ha sido un campo que poco se ha explorado, hasta los adversarios académicos como Dobb y Sweezy llegan a consenso sobre la forma de entender el tema, dando cuenta de la poca centralidad con la que ha contado el tema. Se ha empezado a retomar el término en ciertos espacios académicos, principalmente de la geografía crítica, gracias a la revalorización que se da desde Autores como Samir Amin, David Harvey y Wallerstein. Luego hay una deuda pendiente de la Historia para ampliar el concepto y ponerlo en el ojo de los estudios históricos concretos, tanto en los países centrales, (Marx ya ha dejado rastros en su capítulo XXIV del Capital sobre el proceso que se lleva en Inglaterra) como en los periféricos y su interrelación.
Bibliografía:
· Anderson, Perry. Consideraciones sobre el Marxismo Occidental. Siglo XXI Editores. 1979
· Amin, Samir. 1975. La acumulación en escala mundial. Buenos Aires: Siglo XXI.
· Brum, Gabriel. EL problema de la “acumulación originaria.” Tomado de: http://www.uca.edu.sv/boletines/upload_w/file/boletines/4fa7fcaec4a99elproblemadelaacumulacion.pdf Consultado, el 03/05/14.
· Fontana, Joseph. La historia de los hombres. Barcelona, Crítica, 2001. Pp. 1-13
· Hobsbawm, Eric J., Sobre la Historia, Barcelona, Crítica, 1998.
· Marx, C. El capital. Crítica de la Economía Política. FCE, México, 1973. Tomo 1.
· Marx, C. Grundrisse. OME 21, Crítica Grijalbo, México, 1977
· Quiñones Julio ¿ Antipolítica, pospolítica o política? Reactivar a Lenin. Ponencia presentada en el Seminario Marx Vive Universidad Nacional de Colombia. 2014
______________________________________
[1] Marx, Karl. El capital. Crítica a la economía política. Libro primero, Tercer tomo.1988. Siglo XXI editores. México. Pág. 891
[2] Ibídem.
[3] De angelis, Massimo. Marx y la acumulación primitiva: el carácter continuo de los “cercamientos” Capitalistas Traducción al español por Claudia Composto. Tomado de: http://investigacion.politicas.unam.mx/teoriasociologicaparatodos/pdf/Tradici%F3n/Massimo%20De%20Angelis%20-%20Marx%20y%20la%20acumulaci%F3n%20primitiva.pdf Consultado el 20-06-2014
[4] Perry Anderson en Amadeo, Javier; González, Sabrina en Boron, Atitlio A.; La teoría marxista hoy. Problemas y perspectivas. Colección Campus Virtual, CLACSO, Buenos Aires, Argentina. 2006. ISBN: 987-1183-52-6 Disponible en la web: http://bibliotecavirutal.clacso.org.ar/ar/libros/campus/marxis/marxis.pdf COnsultado el 10-05-14
[5] Hobsbawm, Eric J., Sobre la Historia, Barcelona, Crítica, 1998. Cap. 11
[6] Fontana, Joseph. La historia de los hombres. Barcelona, Crítica, 2001. Cap. 10
[7] Quiñones Julio ¿ Antipolítica, pospolítica o política? Reactivar a Lenin. Ponencia presentada en el Seminario Marx Vive Universidad Nacional de Colombia. 2014
[8] Hobsbawm. Op. Cit. Cap. 11
[9] De Angelis, Op. Cit. Pág. 4
[10] Amin, Samir. 1975. La acumulación en escala mundial. Buenos Aires: Siglo XXI. Pág. 11
[11] Anderson, Perry. Consideraciones sobre el Marxismo Occidental. Siglo XXI Editores. 1979 Pág. 130